¿Por qué la carne a la brasa sabe mejor?
Todos sabemos por experiencia propia que la carne a la brasa de leña es la que mejor sabe. Ni la carne asada al horno ni la cocinada a la parrilla eléctrica ni la preparada al carbón pueden llegar a igualar el impresionante sabor de la carne a la brasa de leña. Incluso podemos afirmar que no todas las carnes a la brasa saben igual. Los argentinos sabemos que el sabor de la carne cambia según el tipo de madera que usemos y que hay maderas mejores que otras para cocinar. Pero, ¿por qué se produce este cambio? Hoy queremos desvelar los secretos de la carne a la brasa y de su sabor único e inconfundible.
El humo
El primer secreto de la carne a la brasa de leña es el humo. El humo es la manera más antigua de sazonar la comida, ya la usaban los cavernícolas. El humo es una mezcla de gases y líquidos en suspensión que se producen cuando quemamos madera. Son estas sustancias las que penetran en la carne mientras la cocinamos a la parrilla y le otorgan ese sabor tan característico. Por eso, cuando cocinamos nuestra carne al horno, al carbón o con la parrilla eléctrica, no obtenemos ese sabor característico que otorga la cocción con humo.
El tipo de madera
Pero no todos los humos son iguales. Las sustancias que contiene el humo dependen de la madera que estemos quemando. Es por eso que algunas maderas son más recomendables para hacer carne a la brasa que otras. Las maderas más deseables para las parrilladas son las llamadas maderas duras, que no contienen mucha resina y que aportan algunas sustancias que otorgan un rico sabor a la carne.
El carbón
¿Y qué ocurre con el carbón? El carbón es el producto que se obtiene al “cocinar” la madera con unas técnicas determinadas. Este proceso hace que la madera se seque y se vuelva negra. El propósito es que el carbón resultante tenga el mayor poder calorífico posible y que éste dure lo máximo. Por eso el carbón permite cocinar la carne a la brasa más rápidamente.
Carne Seleccionada
Asada a la parrilla de carbón
Tradición 100% Argentina